"¿Por qué eliminar tantos personajes fantásticos que pueblan el universo infantil y lo llenan de magia?".
Quitarle la fantasía a un niñe equivale a quitarle parte de su infancia. De hecho nosotres, les adultes, ¿no preservamos en cierto modo nuestra infancia a través de nuestra imaginación? Esa parte inocente es lo que nos hace aferrarnos a nuestro niño interno.
No le arrebatemos la fantasía a les niñes antes de tiempo, dejemos que sean en libertad, guiándolos y acompañando sus pasos, pero siempre en libertad.
"¿Por qué no hacer emocionante aquello que puede resultar traumático?".
A través de esa pregunta disparadora me pregunto cuál es el motivo para hacer que una pérdida y/o ausencia sea más dolorosa de lo que por sí ya es. Les que tenemos las herramientas para hacer que momentos traumáticos se transiten con el menor dolor posible tenemos el deber y la responsabilidad de usarlas, de ayudar a que la infancia sea un trayecto que el día de mañana sea recordado con la nostalgia de haber sido plena y no traumatizante.