Centro Cultural Recoleta.

El Centro cultural Recoleta es un organismo público dependiente del Ministerio de cultura de la ciudad de Buenos Aires. Es un espacio colaborativo y de puertas abiertas a la comunidad cuya gestión involucra el trabajo conjunto de artistas, creadores, gestores, pensadores, colectivos organizaciones e instituciones públicas y privadas.

"El Recoleta" es un centro cultural ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Recoleta. A sus alrededores se encuentran lugares históricos como el Cementerio de la Recoleta, Plaza Francia, el Museo Nacional de Bellas Artes, entre otros. Se podría decir que tiene una ubicación privilegiada en cuanto a lugares culturales.

En su interior hay salas permanentes para todo tipo de público dedicadas al hip-hop, al dibujo, una zona de estudio, un espacio de ocio y recreación, un bar y una tienda de objetos de diseño argentino contemporáneo, además de la Terraza, el Cine, el Laboratorio musical, el Centro de investigación, la Residencia para artistas, la Capilla y las salas de exhibición para artes visuales. También pueden visitarse otros espacios que van cambiando con exposiciones transitorias.

Según la página del mismo, "El Centro Cultural Recoleta es un espacio vivo y participativo para adolescentes y jóvenes que apuesta a la convivencia en la diversidad y que impulsa los movimientos artísticos del país y del mundo desde hace más de tres décadas." Particularmente suelo visitar este lugar en el que al ingresar se siente un ambiente de comodidad que te hace sentir parte de la cultura, te invita a expresarte y a convivir con un público diverso.

Dentro del mismo nos podemos encontrar con salas de dibujo con hojas, lápices, tizas y materiales diversos, en las que se crea un clima lúdico y conviven tanto niños/as como adolescentes y adultos, invitando a crear, expresarse y liberarse a través del arte.

Considero que esta visita es enriquecedora para mi tarea docente ya que me hizo entender el valor que tiene el hacer con los/as niños/as. Es importante que dentro de la sala también se vean propuestas en la que los/as adultos/as jueguen y hagan con los/as niños/as, como docentes no podemos olvidarnos que al hacer con ellos/as también les enseñamos y enriquecemos su paso por la sala.

Informe: "Decálogos del jugar" de Daniel Calmels.

 Durante el conversatorio, Daniel Calmels relata sobre la importancia del juego en el nivel inicial y menciona algunos puntos a tener en cuenta. Para comenzar, el autor destaca el "jugar" por sobre el juego, comentando lo necesario que es hacer hincapié en el proceso del juego y no sólo en el juego en sí. Un proceso que necesita de un otro, de una interacción y de una corporización. 

Al hablar de corporización menciona que jugar es poner el cuerpo. Los primeros juegos son corporales y son vitales para el desarrollo de un niño/a. Tampoco son premeditados ya que se van sucediendo a medida que transcurre por medio de miradas y gestos. 

Podría decir que este conversatorio me aportó, justo en el momento en que estoy cursando mis prácticas pedagógicas en jardín maternal, recursos que favorecen la interacción y el vínculo afectivo para con los/as niños/as. Pudiendo incorporarme al grupo a través del juego y ofreciendo propuestas lúdicas que favorezcan el jugar en conjunto, poniendo la voz, miradas y cuerpo entero.


¿Cómo llegué hasta aquí?

 Llegué hasta aquí con la ilusión de convertirme en una docente capaz de enseñar con una mirada crítica y comprensiva, con las ganas de ser quien aporte a sus futuros y futuras alumnas experiencias significativas cargadas de valor pedagógico pero también de valor emocional.

Llegué hasta aquí sabiendo que no me esperaría un camino fácil pero aceptando el desafío que haría que esta carrera no tenga línea de llegada, sino varias metas que me ayudarían a crecer, no sólo como profesional sino también como persona.

Por último no quiero dejar de mencionar que llegué hasta aquí gracias a las redes que fui tejiendo en estos años de formación, aquellas personas con quienes cuento día a día, intercambiamos experiencias, frustraciones, enojos y alegrías. Gracias a ellas llegar hasta aquí se volvió más placentero.

Relato pedagógico: Jugar sin resfríos.

Durante toda mi adolescencia usé un blog a modo de diario íntimo en el que registraba experiencias lindas y no tan lindas que me sucedían. Escribir era mi momento favorito, volcaba sentimientos en un montón de palabras que me permitían liberarme y externalizar lo vivido. Con el tiempo esa práctica la fui dejando un poco de lado, ahora escribo notas sueltas muy de vez en cuando que guardo para mi, que leo y releo y ciertas veces me doy cuenta del crecimiento personal que voy atravesando.

Al enterarme que teníamos que realizar un relato pedagógico tuve sentimientos encontrados: por un lado me sentí cómoda por el hecho de tener que escribir, una tarea que disfruto y me hace sentir bien, y por el otro sentí un poco de, lo que María Laura Gatti llama “el síndrome de la hoja en blanco”. Llevo seis años trabajando como niñera y cada uno de los niños a los que acompañé en su crianza dejaron huella en mí, me es difícil elegir un relato entre tantos tan significativos, pero para esta ocasión decidí hablar (o más bien escribir) sobre Martín.

Martín es el primer niño al que tuve el privilegio de cuidar. Cuidar, acompañar, jugar y sobre todo aprender. Llegué a él porque sus padres son amigos de mi tía, en ese entonces yo me encontraba buscando un trabajo y ellos alguien que pueda estar presente mientras trabajaban. Me hicieron una especie de entrevista telefónica en la que me comentaron sobre él, en ese entonces tenía tres años y un diagnóstico reciente de principio de autismo, yo no solo no contaba con experiencia como niñera sino que mucho menos me sentía capacitada para acompañar pedagógicamente a un niño con esa condición. Los padres muy amablemente me explicaron que no necesitaba más que una cuidadora que le transmita paz y seguridad, que iba a estar bien y seguramente Martín se llevaría muy bien conmigo. Llegué el primer día y así fue, logramos conectar enseguida, él era un niño muy activo y con muchas ganas de jugar, él me dió las ganas de seguirle el ritmo y me enseñó a ser la niñera que necesitaba. Con el tiempo nuestra relación se fue afianzando cada vez más, logramos tener una rutina, yo llegaba y jugábamos a algún juego cognitivo (generalmente eran rompecabezas o memotests), luego a alguno que requería de mayor destreza como las escondidas o la mancha, merendábamos y antes de irme nos poníamos a dibujar. Todo lo hacíamos de a dos. Cada tanto me regalaba sus abrazos super intensos que me llenaban de amor y fuerzas.

Recuerdo una semana en la que él se encontraba resfriado y el padre me pidió que intente darle un jarabe para la tos. Algo que no resultó ningún pedido mayor para mi así que aproveché la hora de la merienda para poder dárselo sin ningún tipo de problemas. Uno de esos días la madre llegó de su trabajo y al notar que el jarabe estaba sobre la mesa me preguntó muy sorprendida si ya lo había tomado y cómo había hecho para conseguir hacerlo ya que con ellos se resistía mucho, le comenté que simplemente al llegar la merienda adoptamos la rutina de darle el medicamento, a veces costaba más y a veces menos pero nunca dejaba de hacerlo, de alguna manera logré que Martín entendiera que si no lo tomaba no iba a poder sentirse bien y se le iba a dificultar seguir jugando con tanto resfrío, que era por su bien. Exactamente lo mismo que le dijeron sus padres pero que, por alguna razón, conmigo resultaba más simple. Ese día pude entender realmente que mi trabajo estaba siendo bien logrado, que el miedo que sentí al comenzar a trabajar se había ido y solo quedaban sentimientos de afecto y, por qué no, un poco de alivio. Muchas veces me han dicho que se nota que "tengo mucha paciencia con lo/as niño/as", creo que más que paciencia es comprensión. Cuando noté que Martín tomaba el jarabe conmigo sin problemas comprendí que no fue por paciencia sino que supe entender y esperar el momento oportuno para que lo haga, muchas cosas pasaron por mi cabeza en ese momento y hasta sentí un poco de orgullo de ser quien ayudara a Martín a recuperarse de su resfrío.

Este recuerdo desbloqueado me lleva directamente al relato de Santos Guerra en el que habla sobre La pedagogía del moco de Alfredo Hoyuelos Planillo y quiero citar y hacer una analogía con el momento en el que le daba la medicación a Martín, el autor cuenta que “hay que sonar con cuidado, sin brusquedad, sin violencia y si es posible con ternura. Si lo hacemos bien una y otra vez el niño acabará por ofrecernos su nariz para que limpiemos los mocos y le dejemos respirar mejor, el niño se dará cuenta que quien está a su lado es una persona que le respeta y le quiere y por eso lo ayuda.” Tal como me sucedió, las primeras veces tomando su jarabe no fueron las más gratas pero con el tiempo comprendió que gracias a eso se sentía mejor y que queríamos lo mejor para él.

Desde ese entonces supe que en mi vida quería estar rodeada de Martincitos que me enseñen día a día a ser mejor acompañante, docente y persona. 

Quiero destacar la importancia de que la familia esté presente activamente en todo momento, trabajé un año entero con ellos y es al día de hoy que el contacto sigue estando, hoy Martín tiene casi 10 años y va al colegio con su acompañante pedagógica, sigue con su ternura y su carisma intacta.

Verónica Kauffman habla sobre la importancia del trabajo en conjunto entre las familias y las instituciones. Ser docente no se reduce al mero acto de cumplir un horario y una rutina, nuestro deber es generar un vínculo afectivo que le otorgue confianza y seguridad al niño, tratarlos como los sujetos de derechos que son, guiarlos, acompañarlos y aprender de ellos a diario. Mi compromiso de ahora en más es ser la docente que todo/a niño/a merece.

Jardines Comunitarios Populares. Alumnas: Tatiana González - Belén Paoli - Sofía Llanes.

A raíz de la crisis económica del 2001, las familias de Villa Crespo conformaron entre todos un espacio de cuidado para lxs niñxs mientras las familias trabajaban. Se pusieron de acuerdo y alquilaron un espacio que comenzaron a construir de a poco entre todxs. A  la propuesta se fueron sumando personas con más saberes de lo que se trata la infancia y surgió el debate acerca de la denominación que recibía el espacio. En un principio le habían llamado “guardería”. Luego, en base a lo que las familias aprendieron sobre la historia de los jardines y pensando en el propósito de su propuesta, comenzaron a deconstruir el término. “Consideramos que expresiones como guarderías, Hogares de cuidado diario, centros de infancia, restringen la perspectiva de un enfoque más integral y educativo de los espacios porque se remiten sólo al cuidado y a la asistencia. Por otra parte, todas las nominaciones referidas a “lo maternal” (Cunas –maternales, Escuelas Maternales, Jardines Maternales) centran la responsabilidad del cuidado y educación solamente en la mujer, madre, ama de casa, reproduciendo la lógica patriarcal”. Fue así como decidieron que “jardín comunitario y popular” era el mejor término que demostraba la identidad del espacio que fueron construyendo en comunidad. 

Los objetivos de la organización se basan en crear una educación popular que busca problematizar la realidad a través de una reflexión en conjunto y de espacios educativos como forma de construcción de poder popular.

La acción comunitaria y la participación activa de las familias en la autogestión y en pensar la crianza fueron las bases sobre las que se construyó el proyecto. Se crearon espacios de discusión y de participación para que la comunidad (compuesta por vecinxs, familias, educadorxs, organizaciones del barrio, etc) se comprometa con este proyecto mediante espacios colectivos de encuentro como asambleas, intercambios cotidianos, reuniones con las familias por sala, momentos de reflexión de educadorxs, así como también en las acciones directas y de lucha en la calle. “‘Nos educamos en comunidad’ hacia la escucha, el intercambio, la toma de decisiones, el respeto y la solidaridad. Las asambleas también buscan soluciones a las dificultades y a los conflictos.”

Las familias fueron partícipes desde el comienzo, pensándolo y poniendo el cuerpo a cada paso. Sin embargo, no lograron que lxs “padres cuidadores” sean reconocidos por el gobierno para que perciban un salario. Tal como ya se mencionó, las familias del barrio aportan también en las asambleas porque la educación del niñx no es solo lo que pasa en el jardín o en su casa, sino que es un problema de toda la comunidad. El ambiente en el que viven lxs niñxs es algo de lo que se ocupa la comunidad también.  Por ejemplo, la limpieza y mantenimiento corre por cuenta de todxs. Esto da cuenta de una apropiación del proyecto y de una relación que se retroalimenta permanentemente entre jardín-familia-comunidad. 

La relación con la comunidad es totalmente abierta, con la intención de realizar un proyecto emancipatorio en el que se comprometa toda la comunidad, se crearon espacios de discusión y de participación. Estos espacios son: asambleas, cooperadora, intercambios cotidianos, reuniones con las familias por sala, momentos de reflexión de educadores, y momentos de participación para que se involucre quien lo crea necesario en instancias de construcciones o de lucha en la calle. Estas participaciones son fundamentales en la construcción de la educación popular que se quiere lograr en la organización, mantener cerca a la comunidad implica buscar soluciones entre todos y fortalecer los compromisos.

La relación con el Estado es una lucha constante ya que no comparten las formas de subsidiar la educación, consideran que el Estado prioriza la entrega al sector privado para que desarrolle sus empresas educativas al mismo tiempo que avanza el achicamiento sistemático de la educación pública. Es así que la educación se vuelve un servicio que puede venderse y comprarse o una asistencia que el Estado brinda a los que no pueden pagarla. Ellxs creen fundamental que la educación pública incluya a toda la comunidad educativa en su construcción, sostenimiento, desarrollo y proyección. 

En cuanto a las personas a cargo de lxs niñxs, se trabaja en pareja pedagógica porque la mirada sobre lxs niñxs y las propuestas pedagógicas no deben limitarse a una única mirada individual. Se empodera el trabajo en equipo como dispositivo para la construcción colectiva del conocimiento. A veces pueden trabajar hasta en tríos pedagógicos con la incorporación de lxs educadorxs populares con la idea de que haya más adultos por cantidad de niñxs. Su tarea pedagógica está pensada como una relación dialéctica entre la planificación, la reflexión y la acción. 

La propuesta educativa tiene un enfoque de desarrollo del movimiento autónomo tomado de la Dra Emmi Pikler. De esta manera, “las acciones de lxs niñxs no son “facilitadas” ni “estimuladas” (...); son acompañadas con respeto y cuidado teniendo en cuenta tanto el espacio físico como el entorno afectivo que brindan la seguridad necesaria para un buen desarrollo.” El jardín brinda la propuesta de “Circulación flexible” por las características del espacio, ya que el mismo limitaba las posibilidades de circulación. Entonces se determinó la circulación flexible para potenciar lo que el espacio les podía brindar y darles a lxs niñxs la mayor libertad posible presentando propuestas simultáneas en diferentes zonas del jardín (salas, patios, pasillos). La “libre circulación” la perciben también como una manera de vivir el espacio, ya que no se refiere sólo al aspecto físico-espacial, sino que además contempla la vivencia construida en un espacio que puede ser recorrido, conocido, y abierto para la apropiación del mismo. 

La estética de los espacios, la organización de los materiales, el rol de lxs educadorxs fueron inspirados en la experiencia de la pedagogía de las escuelas para la infancia y de los nidos de Reggio Emilia. El proyecto sostiene “que los jardines deben ser motor de transformación social recuperando la cultura existente pero sin obviar la cultura de la infancia”. 

La planificación de las propuestas, la observación, el registro de las actividades, la evaluación de la práctica y la reflexión colectiva son las herramientas de trabajo que construyeron para direccionar y redireccionar sus acciones, es decir, los criterios para la disposición de los espacios, la selección de los materiales, la creación de escenarios de exploración y de juego y los modos de intervención.

Lxs docentes son desarrolladores de una práctica creativa y potencialmente transformadora.


Reflexión grupal:


A partir de la lectura realizada creemos en la importancia, siendo futuras docentes, de reconocer estas organizaciones y su rol activo en la comunidad, ocupando un lugar que el Estado muchas veces no lo hace y debería, garantizando el derecho a la educación de lxs niñxs.

Se rescata del conocimiento en profundidad de estos casos específicos así como también de los contextos en los que se han desarrollado proyectos de jardines comunitarios, todo lo que se puede lograr construyendo en red, en comunidad. Si bien son proyectos que crecieron para responder a una necesidad de la sociedad, es muy rico ver lo que se puede brindar a lxs niñxs en su desarrollo y aprendizaje cuando el entorno aporta en todo lo que puede y se comprometen para con estos proyectos. El papel de la familia cobra especial importancia en edades tan tempranas de la infancia y este tipo de propuestas valoran su opinión y participación tal como debe ser en todo ámbito, educativo o no educativo, que trate con niñxs. 

 

Conversatorio con Mirta Iwan.

El conversatorio se basó sobre el docente en época pandémica. Destaco la importancia de hablar sobre los sentimientos que tienen los y las docentes es estos momentos porque ciertas veces se lo suele dejar de lado.
Muchas veces escuchamos decir que el docente es un sostén y en el conversatorio Mirta nos hizo reflexionar sobre quién sostiene al docente. Éstos se vieron enfrentados a sentimientos de desamparo tras tener que aceptar la pérdida del espacio compartido con les niñes, modificar su manera de enseñar e incorporar herramientas tecnológicas para "salir del aislamiento". Aquí su voz tomó un papel fundamental, siendo clave para acompañar, sostener y generar el vínculo tan necesario no solo entre el/la docente y el/la alumna/o, sino también entre el/la docente y las familias a la distancia.
Esta pandemia sacó a la luz grandes desigualdades, algunas de las cuales les docentes tuvieron que hacerle frente y poner el cuerpo desde el lugar que les toca, mucho/as incluso elaborando cuadernillos en papel para les niñes que no cuentan ni con conectividad ni con los elementos claves para llevar a cabo una educación de manera virtual.
Para finalizar me quedo con una frase que Mirta citó del pedagogo Francesco Tonucci refiriéndose al contexto en el que estamos viviendo: 
"Hacer de la casa un laboratorio y no pretender hacer de la casa una réplica del aula".

Pedagogía del moco - Atención a la primera infancia.

 Hace unos años cuando realicé mi primera práctica en taller 2 me topé con una realidad un tanto distinta a lo que tenía pensado, recuerdo haber llegado muy entusiasmada para encarar esas dos semanas de observaciones, serían mis primeras experiencias en un jardín. Me había tocado una sala de 10 niños de 2 años, al llegar el primer día observé que la primera actividad planteada por la docente era un juego libre, luego una hora de más juego libre en el patio y por último la merienda. Para mi sorpresa las dos semanas fueron así: todos los días un juego libre con un material distinto sin intención pedagógica por parte de las docentes. 

Lo que más me llamó la atención fue el trato de ellas para con les niñes. Un día la auxiliar llevó su computadora portátil para realizar unos trámites mientras les niñes correteaban por la sala, en un momento ella se levanta y uno de ellos fue directo a tocarla, y si, un objeto nuevo y sumamente atractivo para un niño de dos años, la docente al verlo le gritó: "¿Qué haces tocando eso? ¿En tu casa también le tocas las cosas a tus papás?" En ese momento se hizo un silencio muy incómodo en la sala y la docente lejos de retractarse o pensar en lo que había hecho guardó su computadora y siguió con sus cosas. Ese día recuerdo haber vuelto muy consternada a casa pero con la convicción de que la carrera que elegí es la que realmente quiero, ya sé qué clase de docente quiero ser y sobre todo qué clase de docente NO quiero ser. 

Lejos de querer criticar a esta maestra (aunque no comparto sus modos), entiendo que todos cargamos con días malos y problemas que debemos dejar fuera de la sala aunque a veces cueste un poco más, también entiendo que la docencia es una de las profesiones más subestimadas históricamente, muchas veces se confunde la tarea de enseñanza con la de cuidado y crianza, y resulta que estos tres factores van de la mano. No es una tarea fácil y para el colmo tampoco es bien remunerada. 

Actualmente hay muchas organizaciones y proyectos dentro del ámbito ministerial con formatos no educativos que se encargan de la atención a la primera infancia y cumplen un rol importante en la sociedad pero ciertas veces se solventan por sí mismas, acá es cuando me pregunto ¿Dónde está el estado? ¿Qué debemos hacer para que se haga presente en algo tan importante como la educación y garantice de los derechos del niño? 

Tanto el texto de Santos Guerra como el de Verónica Kauffman hacen hincapié en que esto sea un trabajo en conjunto entre las familias y las instituciones y que los docentes no trabajen de manera rutinaria solo por el mero hecho de tener que cumplir un horario laboral. Muchas veces se ve en los jardines maternales por ejemplo, que las tareas destinadas a la crianza (alimentación, sueño e higiene) suelen hacerse de manera mecánica, en nosotres está transformar esos momentos y enriquecerlos para generar vínculos afectivos que brinden la seguridad y la confianza que les niñes se necesitan.

 No voy a mentir, ciertas veces me aterra no llegar a ser "la seño" que les niñes se merecen. Tenemos una responsabilidad muy grande y de nosotras depende que cada día que pasa en el jardín sea enriquecedor. Ser docente no es un acto rutinario ni un trabajo en donde la sensibilización quede afuera.